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Zapata nació en el pueblo rural de Anenecuilco, en Morelos, en una época en la que las comunidades campesinas sufrían una creciente represión por parte de la clase terrateniente que acaparaba la tierra y los recursos hídricos para la producción de caña de azúcar con el apoyo del dictador Porfirio Díaz (presidente de 1877 a 1880 y de 1884 a 1911). Zapata participó desde el principio en movimientos políticos contra Díaz y los hacendados, y cuando estalló la Revolución en 1910 se convirtió en líder de la revuelta campesina en Morelos. En colaboración con otros líderes campesinos, formó el Ejército Libertador del Sur, del que pronto se convirtió en líder indiscutible. Las fuerzas de Zapata contribuyeron a la caída de Díaz, derrotando al Ejército Federal en la Batalla de Cuautla en mayo de 1911, pero cuando el líder revolucionario Francisco I. Madero llegó a la presidencia desautorizó el papel de los zapatistas, denunciándolos como simples bandidos.
En noviembre de 1911, Zapata promulgó el Plan de Ayala, que exigía importantes reformas agrarias, redistribuyendo las tierras a los campesinos. Madero envió al Ejército Federal a erradicar a los zapatistas en Morelos. Los generales de Madero aplicaron una política de tierra quemada, quemando pueblos y desalojando a sus habitantes por la fuerza, y reclutando a muchos hombres en el ejército o enviándolos a campos de trabajo forzado en el sur de México. Estas acciones reforzaron el prestigio de Zapata entre los campesinos y consiguieron expulsar de Morelos a las fuerzas de Madero, dirigidas por Victoriano Huerta. En un golpe de estado contra Madero en febrero de 1913, Huerta tomó el poder en México, pero una coalición de fuerzas constitucionalistas en el norte de México, lideradas por Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y Francisco “Pancho” Villa, lo derrocó en julio de 1914 con el apoyo de las tropas de Zapata. Zapata no reconoció la autoridad que Carranza afirmaba como líder del movimiento revolucionario, continuando su adhesión al Plan de Ayala.
La Revolución Mexicana: Parte IV-Presidente Francisco León de
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Pero mi primer amor sigue siendo el teatro. Actué en numerosas producciones de aficionados desde 1958 hasta 1978. En 1979 obtuve un máster en arte dramático en la Universidad de Arizona; antes me licencié en inglés en la Universidad de Minnesota, donde cofundé la primera sociedad cinematográfica del campus y la dirigí durante cuatro años. Mientras estaba en la U de A, estudié con el maestro del ensayo fotográfico en blanco y negro W. Eugene Smith (1918-1978) el último año de su vida. Soy la última persona citada en la biografía definitiva de Jim Hughes sobre Gene, ya que escribí sobre la asistencia a su último…
Muerte de Emiliano Zapata
La Revolución Mexicana (1910-1920) estalló en los albores de la fotografía moderna y, como tal, es uno de los primeros conflictos documentados por fotógrafos y fotoperiodistas. Uno de los mejores fotógrafos de México, Agustín Casasola, tomó algunas imágenes memorables del conflicto, algunas de las cuales se reproducen aquí.
En 1913, todo el orden en México se había roto. El ex presidente Francisco Madero estaba muerto, probablemente ejecutado por órdenes del general Victoriano Huerta, que había asumido el mando de la nación. El ejército federal estaba ocupado con Pancho Villa en el norte y Emiliano Zapata en el sur. Estos jóvenes reclutas iban a luchar por lo que quedaba del orden prerrevolucionario. Una alianza de Villa, Zapata, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón acabaría por destruir el régimen de Huerta, liberando a los caudillos revolucionarios para que lucharan entre sí.
Cuando Francisco I. Madero llamó a la revolución para derrocar al tirano Porfirio Díaz, los campesinos pobres de Morelos fueron de los primeros en responder. Eligieron como líder al joven Emiliano Zapata, un agricultor local y entrenador de caballos. En poco tiempo, Zapata contaba con un ejército de guerrilleros dedicados que luchaban por su visión de “Justicia, Tierra y Libertad”. Cuando Madero le ignoró, Zapata liberó su Plan de Ayala y se lanzó al campo de nuevo. Sería una espina en el costado de los sucesivos aspirantes a presidente, como Victoriano Huerta y Venustiano Carranza, que finalmente lograron asesinar a Zapata en 1919. Zapata sigue siendo considerado por los mexicanos modernos como la voz moral de la Revolución Mexicana.
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Una vez que Huerta fue derrotado y exiliado en julio de 1914, Zapata subió desde el sur y Villa avanzó desde el norte para ocupar la Ciudad de México. Así, la capital del país se llenó de soldados zapatistas y villistas cuya presencia causó terror entre la élite urbana y las clases medias. Una vez en la ciudad, Zapata y Villa se dirigieron al palacio nacional y se fotografiaron sentados en el sillón presidencial. Este fue el punto culminante de la fase campesina de la Revolución. Sin embargo, ninguno de los dos aspiraba a la presidencia ni codiciaba el poder nacional; sus quejas solían ser locales en relación con el pueblo que los seguía. Pronto abandonaron la capital de México; Zapata regresó al sur y Villa al norte. Esto permitió al general Álvaro Obregón ocupar la ciudad con sus tropas constitucionalistas.